La lluvia con ligeros tonos plateados, asaltaban los tejados de las casas dejando el paisaje empañado en un hermoso y melancolico marco de enigmatica tristeza. La calle inundada por el agua, estaba desierta y sola, salvo por una figura ataviada con una capa negra ocultando su cara bajo la capucha de esta.
Aquella sombra de la calle avanzaba lentamente, como si el agua no pudiera calar en el, como si fuera a vivir para toda la vida, como si el tiempo no existiera. Bajo su capa, ocultaba algo, algo que no se apreciaba simple vista, algo que escondia el significado de aquel dia, de por qué estaba andando bajo la lluvia, de por qué se habia aventurado en ese intempestuoso dia. Él siguió su camino sin detenerse, cruzo plazas y avenidas, cruzó calles y carreteras, cruzó todo lo que hubo que cruzar, para llegar a su destino.
A lo lejos, debajo de un un precioso y maginifico olmo, se hallaba otra persona sentada, apoyando la espalda en el gran tronco del arbol, con los brazos cruzados para protegerse del frio con la cabeza apoyadas en sus rodillas, sumida en sus pensamientos, una preciosa chica. La figura encapuchada llegó a su lado y se quedo observandola a 2 metros de ella. Se quito la capa, y la rodeo con ella para protegerla del viento.
-Perdón por haber tardado tanto.-Dijo él, un poco triste por haberla visto agazapada como un animalillo triste.
Ella levantó la mirada y clavo sus enormes ojos en los de el. Era el atardecer de un amanecer, era como tener dos soles, igual de maravillosos y mágicos, alli, al alcanze de su vista.
-La espera vale la pena.
-La valdrá.
De pronto, se agachó, hinco una rodilla en el humedo suelo, y de su espalda sacó una preciosa rosa roja.
La asía como si acariciara el rostro de una mujer, con la misma sutileza con la que queria besar aquellos labios que se elevaban ante el, orgullosos y seguros. El, miro la rosa y luego a ella, cogio su mano y le entrego la preciosa flor apretando su mano con fuerza.
-Te entrego esta flor, mi preciosa flor. Mi amor, amor, está contigo para siempre, y siento que cada paso que doy en mi camino, es menos distancia que recorrer para estar junto a ti, y que cada estrella, mi estrella, son luces que solo lucen para alumbrarte a ti. Querria morir, para que te entregaran mi corazon en una urna de plata, porque perteneciendote ahora a ti esta dentro de mi y no lo puedes poseer, fuera de mi no dejaria de latir si lo tienes tu mi suave luz, llama de mi alma, fuego de mi ser, dime que me dejas amarte para siempre, y asi lo haré.
La joven, con el rostro ruborizado le cogio la mano al chico, lo levanto del suelo, y con un sutil y lento movimiento fue poco a poco, acercandose a sus labios, memorizando cada segundo, cada imagen y cada rasgo de su rostro mientras se acercaba cada vez mas y mas.
En cuanto sus labios se rozaron, algo en el universo infinito tembló, algo que tanto uno como el otro sintieron, algo de lo que habian hablado durante semanas, algo en lo que siempre estaban pensando, algo que no sabian ellos hasta que punto era importante, no solo para ellos mismos, sino para el planeto entero.
Aquello que habia temblado, que habia estallado y habia agitado los cimientos de su vida, aquello que los habia transportado olvidandose de quienes eran en realidad, aquello que los habia cambiado para siempre, aquello...era amor.
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